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ACCIÓN POÉTICA

"El culto a la vida también es culto a la muerte".

- Octavio Paz

M U E R T E  F Í S I C A

M U E R T E

P S I C O L Ó G I C A

M U E R T E

E S P I R I T U A L

M U E R T E   S O C I A L

M U E R T E  F Í S I C A

 

La Procesión de las Ánimas

C O L O M B I A

Una vez hubo en la Villa una mujer de éstas que averiguaba a vida de todo el mundo y espiaba de noche, protegida por la oscuridad, para saber las andanzas de la gente. A cualquier hora que se pasara, tarde de la noche, por su calle, era casi seguro que ahí, detrás de alguna puerta o escondida en alguna sombra, estaba ella observando. Su fama llegó a ser tan grande, que la llamaban "María Chismosa".

 

Una noche, como a las doce, estaba ella, como de costumbre, con una puerta “entrejusta”, esperando que algo se moviera o algo pasara por allí, cuando oyó un murmullo como de voces lejanas que luego le parecieron rezos. Miró por la rendija de la puerta y vio que por toda la calle abajo venía un gentío con luces encendidas.

 

Un nietecito suyo comenzó a llorar en ese momento y para consolarlo fue a su cunita, lo cogió cargado y volvió a la puerta; la abrió un poquito más para ver mejor y pudo apreciar que una gran procesión, venía caminando también por los portales. Notó que todos venían alumbrando; no había una sola persona que no trajera su vela encendida. Ya llegaban frente a su puerta. Iban rezando el rosario. De pronto una de las “alumbrantes” le entregó una vela grande encendida, que ella tomó con la mano izquierda que le quedaba libre. La misteriosa procesión siguió adelante y cuando "María Chismosa" apagó la vela se dio cuenta de que era muy dura y que no era enteramente redonda y tenía protuberancias en los extremos. Trató de prender la vela y no pudo. Comprobó que no tenía mecha y empezó a temblar de miedo. Ensendio luz y “¡Jesús, Ave María Purísima!”, exclamó, “es una canilla de muerto lo que me han dado”. Presa de terror llamó a la vecina y le mostró la tibia macabra; y enseguida se pusieron a rezar.

 

“Esas fueron las ánimas” convinieron las dos. La vecina le aconsejó que fuera a ver al cura y así lo hizo muy temprano en la mañana. El Cura después de oír la historia de "María Chismosa" le dijo que se había salvado porque tenía el niño en los brazos y le aconsejó entonces que otra noche, cuando volviera a pasar la procesión, le devolviera a un ánima el hueso de muerto, pero que tuviera el niño en los brazos.

 

Así lo hizo una noche que volvió a pasar, a la misma hora, la procesión macabra. Le entregó la tibia de muerto a la primera ánima que pasó y ésta, volviéndose hacia ella y dejándole ver su cara descarnada, le dijo moviendo en horrorosa mueca los huesos de su boca: “Te has salvado por cargar en tus brazos un niño inocente, María Chismosa. Quédate en tu casa y no averigües más la vida ajena”.

 

 

El Puente del Diablo

M É X I C O

Hace mucho tiempo vivía una pareja de ancianos en el bosque. Tenían que cruzar un río de camino de su casa al pueblo. Cada día pasaban por el puente sobre el río con su burro cargado de las cosas que vendían después en el pueblo y volvían otras. Era un puente de madera viejo, pero cada vez que lo atravesaban, los viejos se decían el uno al otro que tenían suerte de contar con aquel paso, pues la corriente del río era muy fuerte y el camino para rodear el río muy largo para un día. Un otoño lluvioso llegó una corriente muy fuerte y se llevó el puente. Los ancianos se encontraron con que no podían pasar.

 

-Que tremendo desatino- dijo el viejo- hoy no podremos pasar y yo soy viejo para construir un puente con mis manos.

-Que contrariedad- dijo la vieja- pasarán días antes de que se den cuenta de que no vamos al pueblo, y más días aún tardarán en reconstruir el puente-

 

Se lamentaban los ancianos de su mala suerte cuando apareció un hombre extraño en su lado del río.

 

-Saludos venerable  pareja, os veo muy perturbados- Dijo el hombre.

 

El anciano inmediatamente explicó el problema que tenían con el desaparecido puente.

 

- Yo me comprometo a construir un puente en una noche, además no será de madera como el anterior, será de piedra, para que ninguna riada se lo lleve-

 

Enseguida desconfiaron los ancianos.

 

-¿Qué hacemos?- preguntó el a ella por lo bajo.

-Está claro que no es posible hacer un puente en una noche, si no es con trucos o con magia. Pregúntale cual es el pago que pide, cuales son las condiciones.

 

Eso hizo el anciano, a lo que el misterioso hombre contestó que la única condición, el único pago que exigía, era que le fuese concedida el alma del primer ser vivo que atravesase el puente. Quedaba claro que era el mismísimo diablo el que ante ellos estaba. La vieja meditó un poco y luego aceptó.

 

Al día siguiente cuando los viejos llegaron al río el puente estaba construido. Era de piedra, con doble arcada sobre el río. El diablo había cumplido, construyéndolo en una noche, y esperaba al otro lado para recibir su pago.

 

-Mujer!, ¿qué vamos a hacer ahora?- Preguntó el marido.

 

Entonces la mujer cogió la vara y arreó al burro, que pasó delante de ella, el primero por el puente. El diablo, engañado, tuvo que conformarse con llevarse el alma del desdichado animal como pago por su trabajo.

 

 

Gemelas

Anónimo

Hace tiempo una mujer dio a luz dos gemelas llamadas Megan y Sarah. Las dos se llevaban muy bien y aparte de ser hermanas eran muy buenas amigas, un desgraciado día la madre de las niñas murió en un accidente de tráfico, y a consecuencia de eso separaron a las niñas, que no se volvieron. Pasaron los años, Megan consiguió trabajo, se casó y tuvo dos hijos Aaron y Lucio. Cuando los niños rondaban los 13 años un día se quedaron solos en casa, estaban a punto de acostarse cuando tocaron al timbre y al abrir la puerta, se encontraron con una mujer que tenía aspecto de mendiga y parecía enferma, que les dijo: "Disculpen, ¿no podría darme algo para beber?"

 

 Los chicos, siendo unos completos maleducados, le cerraron la puerta en la cara sin decir una sola palabra, y se fueron a dormir.

 

A la mañana siguiente, vieron en el noticiero que una mujer había muerto de deshidratación, y comprendieron que era la mujer que les había pedido algo para beber la noche anterior.

 Cuando la madre se enteró, les contó que habían dejado morir de sed a su  tía Sarah.

Por la noche ellos se levantaron, y al ver algo que había escrito en el espejo murieron de un ataque al corazón.

"Los veo ahí abajo, gracias por dejarme morir" - Sarah

 

 

Panteón del Palo Verde

M É X I C O

Soy Pancho, tengo 88 años y estoy encargado del panteón del palo verde desde que abrió sus puertas en 1933,  en consecuencia que la ciudad crecía a pasos agigantados y era antihigiénico y antiestético  tener un panteón frente a la escuela leona Vicario, en el puro centro de la ciudad. Fue por eso que inicio el panteón donde laboro,  recuerdo como fueron trasladando los ataúdes ya oxidados que habían desenterrado de aquel lugar,  solo movieron los que fueron reclamados,  pero la gran mayoría quedaron sepultados donde ahora se encuentra el edificio “banca Cremi” frente a correos y parte del parque de la escuela. 

 

 Así fueron pasando los días en el panteón pero lo que paso Aquella noche de abril de 1976 me tiene inquieto hasta el día de hoy. Me encontraba yo dando el último recorrido nocturno por el cementerio,  era un lunes lo recuerdo muy bien,  hacia un viento muy caluroso que quemaba la piel, los ruidos no eran desconocidos para mí. Se trataba de animales como gatos,  palomas nocturnas y ratones que hacen sus madrigueras entre las tumbas,  al encontrarme en el centro de aquel lugar observé como una figura se acercaba cada vez más a mí,  cabe señalar que el panteón está rodeado por una barda de 3 metros de altura,  rápidamente le encontré forma de una anciana,  iba vestida de negro era de complexión robusta piel blanca pálida y su rostro estaba cubierto con un velo de encajes todo en color negro que cubría todo su rostro y todo su cabello  cano, que parecía haber sido arreglado en un salón de belleza.

 

La figura caminaba muy lento apoyada de un bastón pero llegó pronto hasta  donde estaba yo,  fue entonces que me dijo con voz temblorosa pero amable.- ¡Buenas Noches caballero, busco a mi esposo!  ¿Es tan amable de decirme donde está la fosa 31 de la sección 68? de inmediato viré hacia mi espalda para señalar bien el lugar,  se trataba de aquella tumba tan elegante donde había sido enterrado el acaudalado Lic. Narciso Escobedo de Balbuena,   desde hacía ya como 30 años,  le dije con exactitud el lugar,  pero  al voltear me encontré solo con el  viento caliente que golpeaba mi rostro,  mi cuerpo empezó a temblar sin poder evitarlo,  caminé rápido hasta la salida pero parecía que no podía avanzar. 

 

Esa noche no pude dormir,  al otro día llego hasta mi casa el aviso de que había que preparar todo para darle cristiana sepultura a Doña Alicia Montenegro viuda de Escobedo. El lugar “fosa 31 de la sección 68”. 

 

 

Mami... Perdóname.

E S P A Ñ A

Era una madre que vivía sola con su hijo pequeño, Federico. Todo era normal hasta que una mañana la madre entró al cuarto del niño y se encontró con el mirando hacia la ventana, la madre comenzó a retarlo porque a esas horas Federico tenía que estar en el colegio-¡¡¡Federico!!! ¿Por qué no te has ido al colegio aún?El niño guardó silencio y volteó, al mirarlo su madre se dio cuenta de que tenía la cabeza ensangrentada y le dijo: -Federico, ¿por qué tienes sangre en la cabeza?

 

Y el niño respondió: -Mami... perdóname. Federico con la mirada fija en su madre le pedía perdón... pero la madre llena de orgullo y de rabia porque el niño no había asistido al colegio no quería escucharlo así que lo castigó en su habitación, y Federico insistía: -Mami...perdóname.

 

 

La madre furiosa salió de la habitación del niño cuando comenzó a sonar el teléfono.  Ella contestó:

-¿¿¿Hola???

-Hola, ¿hablo con la madre de Federico?

-Sí... ¿quién habla?

-El director del colegio.

-Ahhhhhh... ¿qué hizó ese demonio ahora?

-Es que no sé cómo explicarle... Federico esta mañana subió a la azotea de la escuela y...

-No me diga ... deme un momento yo voy a darle su merecido.

-No no entiende Señora Federico cayó y fuertemente se partió la cabeza y murió instantáneamente...

 

La madre no esperó y fue a ver a Federico que lo había dejado castigado en su habitación y cuando entró Federico ya no estaba.La señora descompensada se echó a llorar con la conciencia perturbada pensando en que… ¡¡¡¡PERDIÓ LA ÚNICA OPORTUNIDAD DE DESPEDIRSE DE SU HIJO!!!!

 

 

¡Auxilio!

C H I L E

Este amigo se dirigía a Arica (Chile) en un viaje de negocios junto a su señora cuando en una curva del camino estaba pidiendo ayuda una mujer.

 

Él no detuvo el vehículo pensando que se podía tratar de una pordiosera y sería una molestia llevarla pero a raíz de la insistencia de su esposa a ayudarla él accedió y volvió hacia donde esta mujer estaba.

 

Cuando llegó a aquel lugar del camino no encontró a nadie . Esto les pareció extraño y bajaron del vehículo.

 

Al bajar inmediatamante sintieron unos llantos de un bebé que venían desde el acantilado , al lado del camino.

 

Bajaron a ver y con espanto vieron en el fondo un vehículo.... llamaron a la policía. Después de hacer la labor de rescate respectiva encontraron en el vehículo 3 personas: un hombre, una mujer y un bebé el cual seguía con vida.

 

Puede ser que el amor de madre continúe después de la muerte.

 

 

La Calle de "La Quemada"

M É X I C O

Cuéntase que en esos días regía los destinos de la Nueva España don Luis de Velasco I., (después fue virrey su hijo del mismo nombre, 40 años más tarde), que vino a reemplazar al virrey don Antonio de Mendoza enviado al Perú con el mismo cargo.

 

Por esa misma fecha vivían en una amplia y bien fabricada casona don Gonzalo Espinosa de Guevara con su hija Beatriz, ambos españoles llegados de la Villa de Illescas, trayendo gran fortuna que el caballero hispano acrecentó aquí con negocios, minas y encomiendas. Y dícese en viejas crónicas desleídas por los siglos, que si grande era la riqueza de don Gonzalo, mucho mayor era la hermosura de su hija. Veinte años de edad, cuerpo de graciosas formas, ojos glaucos, rostro hermoso y de una blancura de azucena, enmarcado en abundante y sedosa cabellera bruna que le caía por los hombros y formaba una cascada hasta la espalda de fina curvadura.

 

Asegurábase en ese entonces que su grandiosa hermosura corría pareja con su alma toda bondad y toda dulzura, pues gustaba de amparar a los enfermos, curar a los apestados y socorrer a los humildes por los cuales llegó a despojarse de sus valiosas joyas en plena calle, para dejarlas en esas manos temblorosas y cloróticas.

 

Con todas estas cualidades, de belleza, alma generosa y noble cuna a lo cual se sumaba la inmensa fortuna de su padre, lógico es pensar que no le faltaron galanes que comenzaron a requerirla en amores para posteriormente solicitarla como esposa.

 

Muchos caballeros y nobles galanes desfilaron ante la casa de doña Beatríz, sin que esta aceptara a ninguno de ellos, por más que todos ellos eran buenos partidos para efectuar un ventajoso matrimonio.

 

Por fin llegó aquel caballero a quien el destino le había deparado como esposo, en la persona de don Martín de Scópoli, Marqués de Piamonte y Franteschelo, apuesto caballero italiano que se prendó de inmediato de la hispana y comenzó a amarla no con tiento y discreción, sino con abierta locura.

 

Y fue tal el enamoramiento del marqués de Piamonte, que plantado en mitad de la calleja en donde estaba la casa de doña Beatríz o cerca del convento de Jesús María, se oponía al paso de cualquier caballero que tratara de transitar cerca de la casa de su amada. Por este motivo no faltaron altivos caballeros que contestaron con hombría la impertinencia del italiano, saliendo a relucir las espadas. Muchas veces bajo la luz de la luna y frente al balcón de doña Beatriz, se cruzaron los aceros del Marqués de Piamonte y los demás enamorados, habiendo resultado vencedor el italiano.

 

Al amanecer, cuando pasaba la ronda por esa calle, siempre hallaba a un caballero muerto, herido o agonizante a causa de las heridas que produjera la hoja toledana del señor de Piamonte. Así, uno tras otro iban cayendo los posibles esposos de la hermosa dama de la Villa de Illescas.

 

Doña Beatriz, que amaba ya intensamente a don Martín, por su presencia y galanura, por las frases ardientes de amor que le había dirigido y las esquelas respetuosas que le hizo llegar por manos y conducto de su ama, supo lo de tanta sangre corrida por su culpa y se llenó de pena y de angustia y de dolor por los hombres muertos y por la conducta celosa que observaba el de Piamonte.

 

Una noche, después de rezar ante la imagen de Santa Lucía, vírgen mártir que se sacó los ojos, tomó una terrible decisión tendiente a lograr que don Martín de Scúpoli marqués de Piamonte y Franteschelo dejara de amarla para siempre.

 

Al dia siguiente, después de arreglar ciertos asuntos que no quiso dejar pendientes, como su ayuda a los pobres y medicinas y alimentos que debían entregarse periódicamente a los pobres y conventos, despidió a toda la servidumbre, después de ver que su padre salía con rumbo a la Casa del Factor.

 

Llevó hasta su alcoba un brasero, colocó carbón y le puso fuego. Las brasas pronto reverberaron en la estancia, el calor en el anafre se hizo intenso y entonces, sin dejar de invocar a Santa Lucía y pronunciando entre lloros el nombre de don Martín, se puso de rodillas y clavó con decisión, su hermoso rostro sobre el brasero.

 

Crepitaron las brasas, un olor a carne quemada se esparció por la alcoba antes olorosa a jazmín y almendras y después de unos minutos, doña Beatriz pegó un grito espantoso y cayó desmayada junto al anafre.

Quiso Dios y la suerte que acertara a pasar por allí el fraile mercedario Fray Marcos de Jesús y Gracia, quien por ser confesor de doña Beatriz entró corriendo a la casona después de escuchar el grito tan agudo y doloroso.

 

Encontró a doña Beatriz aún en el piso, la levantó con gran cuidado y quiso colocarle hierbas y vinagre sobre el rostro quemado, al mismo tiempo que le preguntaba qué le había ocurrido.

 

Y doña Beatriz que no mentía y menos a Fray Marcos de Jesús y Gracia que era su confesor, le explicó los motivos que tuvo para llevar al cabo tan horrendo castigo. Terminando por decirle al mercedario que esperaba que ya con el rostro horrible, don Martín el de Piamonte no la celaría, dejaría de amarla y los duelos en la calleja terminarían para siempre.

 

El religioso fue en busca de don Martín y le explicó lo sucedido, esperando también que la reacción del italiano fuera en el sentido en que doña Beatriz había pensado, pero no fue así. El caballero italiano se fue de prisa a la casa de doña Beatriz su amada, a quien halló sentada en un sillón sobre un cojín de terciopelo carmesí, su rostro cubierto con un velo negro que ya estaba manchado de sangre y carne negra.

 

Con sumo cuidado le descubrió el rostro a su amada y al hacerlo no retrocedió horrorizado, se quedó atónito, apenado, mirando la cara hermosa y blanca de doña Beatriz, horriblemente quemada. Bajo sus antes arqueadas y pobladas cejas, había dos agujeros con los párpados chamuscados, sus mejillas sonrosadas, eran cráteres abiertos por donde escurría sanguaza y los labios antes bellos, carnosos, dignos de un beso apasionado, eran una rendija que formaban una mueca horrible.

 

Con este sacrificio, doña Beatriz pensó que don Martín iba a rechazarla, a despreciarla como esposa, pero no fue así. El marqués de Piamonte se arrodilló ante ella y le dijo con frases en las que campeaba la ternura:

 

-Ah, doña Beatriz, yo os amo no por vuestra belleza física, sino por vuestras cualidades morales, sóis buena y generosa, sóis noble y vuestra alma es grande...

El llanto cortó estas palabras y ambos lloraron de amor y de ternura.

 

-En cuanto regrese vuestro padre, os pediré para esposa, si es que vos me amáis. Terminó diciendo el caballero.

La boda de doña Beatriz y el marqués de Piamonte se celebró en el templo de La Profesa y fue el acontecimiento más sensacional de aquellos tiempos. Don Gonzalo de Espinosa y Guevara gastó gran fortuna en los festejos y por su parte el marqués de Piamonte regaló a la novia vestidos, alhajas y mobiliariotraídos desde Italia.

 

Claro está que doña Beatriz al llegar ante el altar se cubría el rostro con un tupido velo blanco, para evitar la insana curiosidad de la gente y cada vez que salía a la calle, sola al cercano templo a escuchar misa o acompañada del esposo, lo hacía con el rostro cubierto por un velo negro.

 

A partir de entonces, la calle se llamó Calle de la Quemada, en memoria de este acontecimiento que ya en cuento o en leyenda, han repetido varios autores, siendo estos datos los auténticos y que obran en polvosos documentos.

 

La Carreta Bruja

E L  S A L V A D O R

Cuentan que desde hace mucho tiempo, y hasta la fecha, todos los viernes por las noches, en algunos pueblos de El Salvador, al filo de la media noche se escucha el sonar de una carreta que comienza en lo profundo de los llanos y se acerca lentamente, se puede escuchar claramente el chirrido de las ruedas al rozar con los ejes con resequedad de grasa. 

 

 Hay muchas historias de la carreta bruja, os contaré hoy la experiencia de Majin un señor que avanzada edad que vivía, cuando era joven, en un pueblito del norte de El Salvador, sucede que una noche que él venía de visitar unos parientes en la noche, era casi media noche pero él ya estaba acostumbrado a caminar por aquellos caminos oscuros, solo con la luz de la luna.

 

A Majin ya nada le asustaba, se había topado con el Cipitillo, la Siguanaba y en ocasiones le acompañaba el Cadejo, pero esa noche ni Palomo su perro guardián iba con él. De repente faltando unos 2 kilómetros para llegar a su pueblo sintió el ruido de una carreta que se acercaba, de repente pensó, será don Concho que viene noche de traer zacate, o será que se les había arruinado, en fin muchas ideas pasaron por su cabeza.   Cada vez aquel ruido se hacia más cercano y estrepitoso, para eso Majin estaba por llegar al pueblo, solo le faltaba pasar junto al cementerio, siempre sentía escalos fríos al pasar por ese lugar, así que solo se persignó y siguió su camino, al lograr pasar la carreta estaba casi a sus espaldas, cuando sintió una corriente de frío helado que recorrió toda su espalda.

 

Lo que más le encrespó el cabello fue cuando las gallinas comenzaron con su característico chillar de miedo, los perros salieron espantados asustados, eso infundió mas miedo, él sabia que la carreta no era nada bueno, así que se persignó y medio se brincó un alambrado y se refugió detrás de unos piñales cuando sintió que la carreta esta casi enfrente, rezó oraciones.   En ese momento se iba apareciendo un bulto, que al ver más de cerca pudo ver la figura de una carreta resquebrajada que avanzaba lentamente, además no tenía bueyes, y en la punta de sus trinquetes llegaban calaveras, en su interior yacían cuerpos de personas, a las cuales no reconoció, y tras ella avanzaban seres con la cabeza de zacate, pasó frente a él y se alejó, Majin no se acuerda como llegó a su casa, solo que paso 3 días con fiebre, desde ese día ya no se deja agarrar más de la noche y peor si es viernes.

 

Muchos dicen que la carreta pasaba por los pueblos llevándose el alma de las personas malas y otros dicen que esta leyenda comienza cuando un hombre fue ganado por el diablo y obligaba a sus bueyes a entrar a una iglesia, pero los bueyes se resistían y no lo hicieron, sino que reventaron sus coyundas y escaparon, la carreta rodó sin bueyes cuesta bajo lo raro es que nunca la encontraron, pero la carreta siempre recorre las calles de pueblos y ciudades solitarias en busca de almas malas.

 

 

La Bruja y el Diablo

M É X I C O

En el caserío de Cujurgunga, distrito de Cachicadan, vivía una mujer muy temida por su fama de bruja. Los vecinos y toda la gente del lugar decían que tenía pacto con el diablo. Don Hipólito, con sus más de 80 años, aseguraba que el acuerdo se celebró en un cerro de la comarca, a las 12 de la noche de un viernes.

 

Por efectos del pacto, la mujer podría hacer y conseguir todo lo que quisiera, especialmente curar enfermedades, adivinar pérdidas y hacer daño; a cambio de ello, entregaría su alma al diablo el día de su muerte. En prueba del acuerdo, el diablo le sacó a la mujer el dedo mayor de su mano izquierda y él le entregó la punta de su cuerno del mismo lado. Una vez en posesión de su respectiva prenda, se despidieron para no volverse a ver nunca más por el resto de su vida.

 

La mujer lucía en su cuello el cuerno diabólico a modo de medalla; lo mostraba orgullosa a sus clientes; se vanagloriaba que su mano izquierda tuviera un dedo menos; y alardeaba de su enorme poder. Su fama se extendió por los lugares más alejados, desde donde la gente acudía en busca de solución a sus problemas. Su casa se convirtió en posada permanente que se tornó terrible y peligrosa. Pero, ya anciana; sufrió por primera vez de una extraña enfermedad, a consecuencia de la cual desapareció del pueblo por espacio de 45 días, sin que nadie pudiera dar razón de su paradero. Cuando reapareció, lo hizo totalmente cambiada; ya no quiso trabajar ni ver a nadie. Duró pocos meses y al fin dejó de existir.

 

Aunque en la sierra se acostumbraba velar a los difuntos durante tres noches, poca gente acompañó al velorio por temor a que algo malo les ocurriera. En efecto, las dos primeras noches no hubo nada anormal; pero faltaba la última…

 

Cuando el diablo se enteró del fallecimiento de su socia, ensilló su caballo negro con una montura plateada, que relampagueaba con los reflejos de la luna, y emprendió rápido viaje. Calzaba relucientes botas con espuelas de plata; llevaba sombrero negro de filos también plateados; y se cubría el cuerpo con una capa negra de cuello blando, de modo que con el viento y la velocidad se extendía como alas y presentaba el aspecto de un cóndor gigantesco. Además, como la distancia que le separaba de la casa de la bruja muerta era de varios kilómetros, debía darse la próxima prisa, antes de que le ganara el día, dejando a su paso un ruido sordo que retumbaba por todos los confines.

 

En estos momentos, dos arrieros que se dirigían tranquilamente a su chacra, arriando su burrito, escucharon de pronto el ensordecedor ruido que cada vez se acercaba más. Se detuvieron para atender mejor y quedaron paralizados de terror al observar el relámpago de los ásperos y espuelas de la maligna figura. En menos de un segundo el diablo cogió a uno de los hombrecitos, lo subió al anca del caballo, le dijo: “¡Agárrate fuerte!” y él prosiguió su loca carrera. El pobre arriero sentía la cintura y el cuerpo del jinete infernal fríos y duros, como el hielo y la madera.

 

A eso de las 3 de la madrugada y a unos doscientos metros de la casa, el diablo le dijo: “Espérame aquí, cuidando mi caballo, no te muevas”. De inmediato se dirigió al cuartito del dueño, convertido en perro. Súbitamente se apagaron las velas y se pudo escuchar el ruido del ataúd al abrirse la tapa. Varios cristianos se inmovilizaron de espanto; otros rezaban, pero realmente nadie pudo ver nada. Solo cuando otra vez se encendieron las luces, el cajón apareció destrozado por el suelo. El cadáver había desaparecido. Todo ocurrió en brevísimos instantes.

 

El diablo llevó a la muerta de una sola mano; de un salto subió a su caballo. Lo propio hizo con el hombrecito, al que colocó en la anca de la bestia, junto al cadáver; enseguida emprendió veloz carrera por entre cerros y quebradas, rumbo a un lugar desolado. Cuando el día ya clareaba se detuvo y bajó el cadáver al suelo; le pasó la uña por la frente; le partió en dos partes iguales, que se distribuyó con su acompañante, diciéndole: “Toma tu parte; esta es mía”. Rápido volvió a cabalgar y se prendió sin rumbo.

Un poco recuperado del susto, el arriero caminó sin saber por dónde, pues estaba completamente perdido. Después de unos ocho días pudo llegar a su casa. Profundamente conmovido refirió la historia a su familia, y se retiró a descansar. Se le brindó toda clase de cuidados, en medio de rezos y oraciones; pero cuando quiso levantarse sintió fuertes dolores de cabeza: se enfermó muy seriamente y comenzó a enflaquecer, hasta que a los pocos días murió.

 

Desde entonces, los cristianos de Cujurgunga tiene mucho miedo a los brujos, especialmente a los descendientes de la mala mujer.

 

 

La Leyenda de la "Hello Kitty"

J A P Ó N

Había una niña de 14 años que estaba en la fase terminal de cáncer de boca, y los médicos ya habían arrancado todas las esperanzas de la familia en relación a la cura de la niña. La madre de la niña, desesperada, tomo una decisión muy peligrosa: Hizo un pacto con el diablo.

 

Presentó la niña al diablo para que curase a su hija, le hizo una promesa de fabricar una marca que fuese famosa en todo el mundo, posteriormente el diablo curó a la niña y la madre cumplió su promesa: Creo a “Hello kitty” .

 

La palabra “hello” en inglés significa hola, y la palabra kitty de origen chino significa demonio. Hello kitty en un simple análisis diría “hola demonio”. 

Usted puede percibir que “Hello Kitty” no tiene boca debido al caso de cáncer en la boca de la niña. 

 

Hello Kitty, según algunas personas, es un símbolo de la secta nueva era, dicha secta va en contra de todos los principios de Dios pues busca crear símbolos bonitos para agradar a todos.

 

 

El Infernal Aparecido

P E R Ú

En épocas pasadas, la vinculación comercial de los pueblos de la sierra con los de la costa peruana, se hacía mediante vías improvisadas abiertas al tránsito, caminos de herraduras por donde viajaban los arrieros con sus acémilas cargadas de mercancías y demás productos.


En estos caminos, hoy convertidos en afirmadas carreteras y debidamente asfaltadas para facilitar los viajes de vehículos, los antiguos caminantes transitaban días para llegar a la costa; generalmente, el viaje lo realizaban en horas de noche para gozar del frescor del clima o verse favorecidos por la luz de la luna. Se cuenta que a la vera del camino que conduce de Ascope (a 2 horas de la ciudad de Trujillo) a el pueblo de San Benito, se levanta un caprichoso risco de amorfa geometría, bordeado por barrancos y por otros cerros que le circundan, dándole aspecto de tétrica soledad; este lugar se hizo célebre entre los caminantes de pasadas épocas por el encanto que ese montículo encerraba.


Era común oír a los viajeros que contaban como entre las sombras, a la luz de los luceros, veían la enorme figura de un macho cabrío; su forma, su color y demás señales extrahumanas, producían terror, un terror que se hacía más intenso al escuchar el siniestro balido del aparecido, que se extendía por la hondonada del silencio y los cerros repetían el eco, dando una sensación tétrica, sombría y de terror.


Esta aparición era frecuente en las noches oscuras, y cada vez que los viajeros cruzaban el sendero la sombra desaparecía súbitamente en la horrenda y misteriosa peña como si la oscuridad la hubiera llevado a través del viento en el instante en que en la lejanía se escuchaba el canto del gallo, anunciando la presencia del Creador.


Mucho tiempo se repitió esta terrorífica aparición, y la noticia extendida entre los lugareños, creó el terror. Para aliviar el miedo y salvarse de la influencia maligna del aparecido, los moradores realizaban sus viajes calculando pasar por el lugar antes de la hora de su aparición, o esperaban los albores de la madrugada. Solamente a esas horas, se libraban de ver y escuchar ese maléfico ser.


Tan común se hizo ese sobrehumano acontecimiento, que les era familiar escuchar diariamente las misteriosas hazañas del diabólico aparecido.


Para combatir su fatal influencia los lugareños recurrieron a diversos medios, pues según las versiones del común de las gentes se trataba del demonio que, tomando la figura de un macho cabrío, se les presentaba a quienes transitaban por aquel lugar a aquellas horas de la noche.


Un día, dedicado al culto para ofrecer a Dios su ferviente devoción, los habitantes de los pueblos comarcanos peregrinaron al lugar del misterioso encanto, llevaban consigo sus imágenes y hasta el sacerdote del lugar acudió para exorcizar el peñón, refugio de la maligna figura cuya aparición se producía cada noche. Se realizaron actos rituales, sacrificios de todo orden y invocaciones al Supremo Hacedor para que, con su rayo divino, terminara con la siniestra figura y con el terror de los habitantes de los pueblos cercanos a ese lugar.


Estimado lector, cuando vayas hacia San Benito, distrito de la provincia de Contumazá, siguiendo la ruta de Ascope, hallarás a la vera de la carretera, sobre un montículo de piedra, una cruz de madera roída por el tiempo, que colocada por los creyentes de Dios señala que allí, o muy cerca, aparecía la figura del macho cabrío, diabólica imagen que noche tras noche, mediado las doce, destapaba su horripilante efigie y lanzaba su tétrico balido que se extendía por la lejanía del silencio y que el eco repetía en el solitario paraje.


Desde que se colocó la cruz, bandera de la fe cristiana, no volvió a presentarse aquella imagen, y los viajeros, llenos de seguridad, volvieron a su acostumbrada actividad sin el peligro de hallarse con la horrenda figura del diabólico aparecido. 
 

 

Santa Compaña

E S P A Ñ A

 En tierras gallegas ha sido vista, en innumerables ocasiones desde hace cientos de años, una procesión de almas en penas, compuestas por un séquito de espíritus que portan un ataúd y que son guiados por un vivo, el cuál en algunas versiones lleva una vela, otras un hisopo de agua bendita y en otras un hueso humano.

 

Pero todas las versiones coinciden en que “A procesión das ánimas” vaga por las aldeas visitando las casas de aquellos que van a morir, y que si tienes la mala fortuna de encontrarte con ella en su deambular nocturno formarás parte de la comitiva todas las noches, durante un año, hasta que encuentres otro vivo que te sustituya. Pero en caso de que pasé un año entero sin encontrar a ningún vivo entrarás a formar parte de la procesión de difuntos… de manera permanente.También coinciden algunas versiones, en que si te subes a “un cruceiro”, que es una de las cruces que existen en los caminos de Galicia, o llevas los cuernos de un “Ciervo de San Antón” puedes evitar unirte a ellos.

 

La aldea de mis abuelos se encuentra en el corazón mismo de Galicia, a escasos 15 kilómetros de Santiago de Compostela, situada en la parroquia de Sorribas. Y fue allí, una lluviosa tarde de invierno, al lado de la cocina de leña donde mi abuelo me contó la historia de un vecino que, cuando su madre aún era una niña, tuvo la mala suerte de encontrarse con “A Santa Compaña”.

 

Imaginaos, La España rural de finales del siglo XIX, aldeas perdidas en los valles, sin luz eléctrica, sin caminos asfaltados y sin más medios de transporte que un caballo los más ricos, y sus piernas los más pobres.   José Tojeiro, era un joven jornalero al que le gustaba ir a las verbenas y Romerías de las aldeas cercanas, solía salir cuando terminaba de trabajar las fincas y volvía a casa siempre cerca de la 1 de la madrugada. Una noche de Agosto, cuando venía de la Romería de Santa Minia, a la altura de Bastavales, empezó a sentir un fuerte olor a incienso que le hizo mirar hacia atrás para comprobar que unas luces lo seguían a menos de un kilómetro.

 

José sabía que era aquello, en muchas ocasiones había oído hablar de ello, así que apuró el paso para intentar llegar al “Via Crucis” que (aún a día de hoy) está situado enfrente del atrio de la Iglesia, a unos tres kilómetros de donde él estaba.   Por más que corría José no podía dejar atrás la extraña procesión luminiscente que le seguía y la que, a cada paso, se iba acercando más.

 

Consiguió llegar al atrio de la iglesia, sudoroso y temblando, y subirse a una de las cruces instantes antes de que la comitiva le diese alcance, y allí lo encontraron los más madrugadores al día siguiente.     José relató horas después lo que le había sucedido y que no había reconocido al vivo que iba al frente de la procesión, aunque sí pudo ver que estaba demacrado y lleno de arañazos, y qué dentro del ataúd iba amortajado Don Cosme, el maestro del lugar (el cuál murió días después).

 

Mi bisabuela le contaba a menudo esta historia a mi abuelo y también le decía como había cambiado José, que se volvió asustadizo y aunque siguió siendo muy trabajador, dejó de salir de casa una vez que se había puesto el sol. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Callejón del Beso

M É X I C O

Se cuenta que doña Carmen era hija única de un hombre intransigente y violento pero como suele suceder, siempre triunfa el amor por infortunado que éste sea.Doña Carmen era cortejada por su galán, don Luis, en un templo cercano al hogar de la doncella, primero ofreciendo de su mano a la de ella el agua bendita. Al ser descubierta sobrevinieron el encierro, la amenaza de enviarla a un convento, y lo peor de todo, casarla en España con un viejo y rico noble, con lo que, además, acrecentaría el padre su mermada hacienda.

 

La bella y sumisa criatura y su dama de compañía, doña Brígida, llorando e implorando juntas. Así, antes de someterse al sacrificio, resolvieron que doña Brígida llevaría una misiva a don Luis con la infausta nueva.

 

Mil conjeturas se hizo el joven enamorado, pero de ella, hubo una que le pareció la más acertada.Una ventana de la casa de doña Carmen daba hacia un angosto callejón, tan estrecho que era posible, asomado a la ventana, tocar con la mano la pared de enfrente. Si lograban entrar a la casa frontera, podría hablar con su amada y, entre los dos, encontrar una solución a su problema.Pregunto quién era el dueño de aquella casa y la adquirió a precio de oro.

 

Hay que imaginar cuál fue la sorpresa de doña Carmen cuando, asomada a su balcón, se encontró a tan corta distancia con el hombre de sus sueñosUnos cuantos instantes habían transcurrido de aquel inenarrable coloquio amoroso, pues, cuando más abstraídos se hallaban los dos amantes, del fondo de la pieza se escucharon frases violentas. Era el padre de doña Carmen increpando a Brígida, quien se juzgaba a la misma vida por impedir que su amo entrara a la alcoba de su señora. El padre arrojó a la protectora de doña Carmen, como era natural, y con una daga en la mano, de un solo golpe la clavo en el pecho de su hija.Don

 

Luis enmudeció de espanto la mano de doña Carmen seguía entre las suyas, pero cada vez más fría.Ante lo inevitable, don Luis dejó un tierno beso sobre aquella mano tersa y pálida, ya sin vida. 

 

 

La Casa Que Mata

V E N E C I A

Y de entre todos los palacios, Ca´Dario es, con su torre ligeramente inclinada y su fachada de mármol blanco, el más legendario de todos. 

Ca’ Dario es un lugar maldito cuyos propietarios, desde el primero en 1487 hasta el último en 1993, han muerto de modo violento uno tras otro después de adquirir el inmueble, en un reguero de sangre que se prolonga hasta nuestros días. En sus cinco siglos de existencia se pueden contar con los dedos de una mano los dueños de ese palacio que han conseguido burlar a la maldición que pesa sobre ella y que han fallecido de muerte natural. Con razón los venecianos llaman a Ca’ Dario: "la casa que mata". 

Con esa fama a sus espaldas, y después de que su último propietario, el magnate italiano Raul Gardini se suicidara de un disparo en la sien en pleno escándalo de los procesos de corrupción de Manos Limpias, no es de extrañar que el fastuoso palacete renacentista llevara 10 años completamente abandonado. Estaba a la venta sí, pero no encontraba comprador. Y no sólo por su elevado precio sino sobre todo, cuentan los venecianos, porque nadie osaba desafiar la maldición que pesa sobre la casa. Ahora, sin embargo, un valiente millonario estadounidense acaba de atreverse a plantar cara al embrujo y ha comprado Ca’ Dario. ¿O es posible que haya desembolsado ocho millones de euros por la casa sin conocer su lúgubre pasado?, se preguntan muchos de los habitantes de la laguna. Pero, por encima de todas, la pregunta que estos días corre por toda Venecia es: ¿Volverá Ca’ Dario a imponer su maldición? 

De lo que no hay duda es que este palacio suma un número considerable de infortunios, por llamarlos de alguna manera. Ya en el siglo XV su primer dueño, el senador de la Serenissima Giovanni Dario sufrió en sus carnes (o más exactamente, en la carne de su carne) la maldición de la mansión. Su hija Marieta, que junto a su marido Vincenzo Barbaro también residía en el palacio de marras, falleció de la angustia que le provocó saberse en la más absoluta ruina económica. Ca’ Dario pasó entonces a manos de la familia Barbaro, contra quien el palacio también dirigió su furia: uno de los herederos de esa noble estirpe fue asesinado en Candia. Su siguiente propietario tampoco tuvo mucha suerte. Arbit Abbdoll, un rico comerciante armenio de diamantes, murió en la miseria más total, después de que perdiera su fortuna tras adquirir la maldita casa. 

Los siglos pasaron y el inmueble siguió haciendo de las suyas a todo aquel que osaba comprarlo. En el siglo XIX, por ejemplo, un estudioso americano de Venecia llamado Radon Brown se suicidó entre los muros de Ca’ Dario junto a su compañero, después del escándalo que se desató al saberse que ambos hombres eran pareja. El Palacio pasó entonces a manos del también estadounidense Charles Briggs, quien ante las habladurías sobre su homosexualidad abandonó Venecia y buscó refugio en México, donde su amante se quitó la vida. 

Pero la maldición llega hasta nuestros días. En 1970 el entonces flamante propietario del inmueble, el conde Giordano delle Lanze, fue asesinado en Ca’ Dario por su amante, Raoul, un joven marinero serbio de 18 años que le abrió la cabeza con una estatua de bronce. Tras cometer el crimen, Raoul huyó a Londres, donde a su vez fue asesinado. 

Para entonces, la maldición de Ca’ Dario ya era de dominio público. Pero eso no evitó que Christopher Lambert, el mánager del grupo The Who, la comprara. Aunque quizás le hubiera ido mejor si no lo hubiera hecho. Poco después de adquirirla se cayó por las escaleras de la casa londinense de su madre, muriendo en el acto. El siguiente fue el hombre de negocios italiano Fabricio Ferrari quien, tras comprar la dichosa casa, murió endeudado hasta las cejas en un accidente de coche. La misma suerte que corrió el tenor Mario Del Monaco, fallecido en un incidente de tráfico mientras se dirigía a Venecia para cerrar la compra de Ca’ Dario. 

La casa pasa así a manos del financiero Raul Giardini, quien se quitó la vida en 1993, justo un día antes de que el grupo empresarial que dirigía se declarara en bancarrota. Desde entonces Ca’ Dario estaba abandonada. Hasta ahora, que ha sido adquirida por un millonario americano.

 

 

 

 

 

 

La Llorona

M É X I C O

Todas las noches a las once, cuando en la capital de la Nueva España sonaba el toque de queda, los habitantes se encerraban en sus casas a piedra y lodo. Las calles quedaban desiertas. Entonces, la oscuridad y el silencio se rasgaban con los largos y dolorosos lamentos de una mujer. "¡Ay, mis hijos", repetía monótonamente, estremeciendo los corazones de los más valientes.

 

Quienes se atrevían a asomarse, alcanzaban a ver la silueta de una mujer vestida de blanco, que flotaba sobre el empedrado de las calles y se detenía en la Plaza Mayor de la ciudad. Luego, la fantasmal figura se encaminaba a los rumbos del lago de Texcoco, donde desaparecía con los primeros rayos del alba.

 

¿Quién era esta mujer cuyo rostro no se distinguía? ¿Porqué lloraba tan lastimosamente? Se cuenta que hubo una hermosa mujer indígena que se enamoró profundamente de un caballero español. Éste sentía una gran pasión por ella, pero era muy mal visto que un noble se relacionara con una indígena, así que mantuvo en secreto sus amores con ella. Nacieron tres hermosos hijos que la madre adoraba y cuidaba incansablemente.

Al cabo del tiempo, la mujer buscó formalizar su relación con el caballero, quien comenzó a esquivarla. Pronto ella supo que él ya había acordado un conveniente matrimonio con una adinerada dama española. Humillada por el hombre que tanto amaba, la mujer enloqueció y ahogó a sus tres hijos en un río. Después se suicidó. Ante las puertas del cielo, se le preguntó a la mujer por sus pequeños. "No sé dónde están, mi Señor", respondió ella. Así que fue condenada a buscarlos toda la eternidad.

 

Hay quien afirma que, en su afán por ser aceptada en el cielo, la Llorona asesina y se lleva a los primogénitos de entre 1 y 5 años de edad para presentarlos a Dios como sus hijos. Por eso la cercanía de sus lamentos es tan temida por todos.

 

Otras versiones aseguran que la mujer que llora todas las noches en el laberinto de edificios de la ciudad de México es la Malinche, la mujer de Hernán Cortés, a quien se le acusa de haber traicionado a su raza por el amor al conquistador.

 

 

La Muerte Vestida de Novia

C O L O M B I A

Esta leyenda es de un novia que fue abandonada por su novio el día de la boda, y esa misma noche, una noche oscura y tormentosa, cansada de tanto sufrimiento, decidió suicidarse en una carretera sola y oscura. Se arrojó a un carro muriendo al instante. Desde entonces se le aparece a todos los conductores desde una colina aledaña al lugar de su muerte vestida de blanco y dando grandes gritos o bien en medio de la calle,pidiendo un aventón , y para la sorpresa del conductor, cuando dicha mujer se le monta en el auto es un esqueleto vestido de novia . Muchos han muerto de un infarto o por el desespero arrancan el auto a toda velocidad y se estrellan contra los árboles o caen por el precipicio. Por ello muchas personas prefieren viajar de día que de noche.

 

 

El Vampiro de las Manos Azules

A R A B I A

Un vampiro errante pasó hace muchos años por las cercanías de Huélamo (Cuenca), villa de origen árabe asentada en un cerro próximo al embalse de La Toba. De dónde venía, a dónde iba o qué le había traído a estas tierras es un misterio, pues la leyenda sólo nos narra su casual encuentro con un joven de la villa. 

Trascurría la temida Noche de Todos los Santos, cuando los muertos y los vivos entrecruzan sus caminos. En lugar de estar en su casa, José Manuel se encontraba paseando por las cercanías del pueblo. No tenía ningún miedo a aquella fecha, y, de hecho, unos minutos antes había saltado la tapia del cementerio como respuesta al desafío de un rival en amores. A tanto llegaba su valentía o su temeridad. 

Mientras entraba en la plaza del pueblo, le salió al paso un hombre con aspecto de extranjero que se cubría con una elegante capa negra. De forma muy educada, pidió a José Manuel que le indicase el camino hacia La Serna. Como la noche era tranquila y aquel pueblo no distaba mucho de Huélamo, se ofreció a acompañarle, a lo cual el otro accedió. 

Tranquilamente, emprendieron el camino. Cruzaron las calles vacías del pueblo, a aquellas horas de la noche con un aire solitario y, hasta cierto punto, desolado, hasta salir al pedregoso camino que conducía a La Serna. El forastero no pronunciaba una sola palabra, y Juan Manuel no se atrevía a romper el silencio un tanto ominoso que se había cernido sobre ellos. Un sexto sentido le obligaba a mantenerse alerta. 

Mientras pasaban por un sitio conocido como el Alto de la Horca, José Manuel miró a su acompañante. Le pareció ver que una especie de llamas azuladas le brotaban de las manos y los pies. “No puede ser”, pensó, “ha de tratarse de algún extraño efecto óptico causado por la luz de la luna”. Y, aunque algo más intranquilo, volvió a concentrar su atención en el oscuro camino. 

Unos metros más adelante no pudo evitar volver la vista hacia el forastero. Entonces comprobó con horror que aquellas llamas azules seguían allí, recubriendo sus manos y sus pies. En lugar de desaparecer habían ido en aumento, y ninguna causa natural parecía explicarlas. 

Intentando ocultar su miedo, se dirigió al extranjero y le pidió que esperara allí un momento mientras él se apartaba un poco del camino para cumplir con una necesidad natural ineludible. El tétrico personaje le respondió con tono inesperadamente autoritario: 

-Está bien, pero será mejor que regreses antes de que oigas tres palmadas: clap, clap, clap, y ni una más. Me desagrada que me hagan esperar. 

José Manuel se apartó del camino y, cuando consideró que la oscuridad lo ocultaba de la visión del extranjero, echó a correr lo más rápido que pudo en dirección a Huélamo. Mientras huía, escuchó en la lejanía tres palmadas. A la tercera, estaba ya casi entrando en el pueblo. Entonces miró atrás, y vio al extranjero siguiéndole no demasiado lejos. Sus pies no se movían, simplemente flotaba sobre el suelo en dirección a él. 

Antes de que lo alcanzase, logró entrar en su casa y cerrar la puerta. Unos fuertes golpes sacudieron la hoja de madera, mientras una voz se lamentaba desde el exterior: “Que de tus pies te has valido, que si no tu sangre me hubiera bebido”. 
Después todo quedó en calma. 

A la mañana siguiente, cuando el sol hubo salido y las risas de los niños llegaban desde la calle, José Manuel se preguntó si lo que había vivido la noche anterior no habría sido una pesadilla. Al abrir la puerta vio sobre su parte exterior las marcas de unas grandes manos grabadas a fuego...

 

 

La Noche de San Juan

V E N E Z U E L A

Como ya es tradicion en algunos lugares cada 23 de junio a media noche los mas credulos realizan ritos por la festividad de San Juan, segun el folklore esa noche la precencia demoniaca es mas potente que cualquier otra fecha del año, lo que se utiliza como una oportunidad de realizar ciertos actos de brujeria, aqui se ponen en practica diversos ritos como: Sentarse bajo una higuera con una guitarra. Poner papas bajo la cama. Entre otras, te interesa poner a prueba alguno de estos ritos, a continuacion te mencionare las mas populares y como realizarlos. Si te interesa seguid leyendo y recordad que estos rito solo se deben hacer en la noche de San Juan a media noche.

 

Rito 1.- La Flor de la Higuera: Dicen que la higuera florea por unica vez la vispera de San Juan a las 12 de la noche pero hay que estar muy atentos porque dura un instante y desaparece quien logra aprisionarla entre sus manos se enriquece y es feliz de por vida. Para esto es necesario subirse al arbol y observar las ramas mas altas donde se haya la flor debe tomar solo una ponersela en el pecho y bajar del arbol, al dia siguiente desaparece la flor, pero el valiente tenfra fortuna y felicidad el resto de su vida.

 

Rito 2.- La Guitarra y La Higuera: Se dice que en la noche de San Juan se puede aprendes a tocar la guitarra, solo debes colocarte bajo una higuera con una guitarra y justo a las 12 de la noche alguien pone tus manos en las cuerdas y por arte de magia empiezas a tocarla con ritmo. En Chile y otros paises dicen que ese alguien es el diablo.

 

Rito 3.- Los Tesoros: Otro de los dichos de esta noche menciona que es la oportunidad perfecta para salir a buscar entierros, es decir aquellas luces misteriosas que aparecen en los campos la cual indica que alli esta enterrado un tesoro, otros dicen que esas luces no son nada mas que el mismisimo Anchimallen.

 

Rito 4.- Las 3 Papas: Hay que colocar una papa sin pelar, una a medio pelar y otra totalmente pelada bajo la cama, si al dia siguiente desaparece la que no esta pelada tendras mucha suerte en lo economico, si desaparece la a medio pelar tendras algunos problemas economicos y si desaparece la que esta totalmente pelada tendras execivamente problemas economicos.

 

Rito 5.- El Trato: A las 12 en puento de la noche se podria ver en el espejo a Satanas dispuesto a ofrecer un buen trato para negociar tu alma.

 

Rito 6.- La Gallina del Diablo: Si se sale luego de la media noche con una gallina negra y se dan 7 vueltas alrededor de la casa veras al diblo sentado a la puerta de tu hogar, se desconoce si es para negociar el alma del infortunado u otro acto. (Si lo hacen ahi me avisa que paso).

 

Rito 7.- El reflejo: Si se va a una higuera pasada la media noche colocas un espeja en el tronco y un gran recipiente lleno de agua, podras ver por dicho espejo al diablo caminando hacia ti con un ataud en su hombro simbolizando que una vez que haya llegado hasta ti te quitara la vida y tu alma le pertenecera a el, para evitar esto debes sacar todos los frutos del arbol y ponerlos en el recipiente con agua antes de que el diablo se acerque demaciado periodicamente se debe ver el espejo para ver a que distancia esta el diablo una vez hecho esto el diablo se iria pero tu tendrias una gran riqueza que aparecera donde estaba el fruto con agua.

 

Rito 8.- El Gato Negro: Si se ve un gato negro en la noche de San Juan tienes 2 opciones. La primera es evitarlo y retroceder hasta perderlo de vista. La seguenda es tratar de capturarlo si lo logras es decicion tuya matarlo y descuerarlo para hacer una billetera con su piel esto es para que nunca mas te falte el dinero o puedes dejarlo ir, pero si tratas de capturarlo y no lo logras en un determinado tiempo hasta perderlo de vista, puedes observar como aparece un gran perro negro con ojos rojos se dice que este es el protector de aque gato negro que no pudiste atrapar, este perro mata a cualquier ser que molestase a dicho gato.

 

Rito 9.- El Ataud: Segun se rumorea en esta tetrica noche apareceria un ataud cuyo propietario sera quien se cruce con el, se dice que si caminas por una senda que este repleto de arbustos y arboles delante tuyo apareceria un ataud, el ataud se moveria en direccion hacia donde tu te estes moviendo impidiendo que logres avanzar, si decides retroceder en el camino de regreso fuese donde fuese y por cualquier cosa que te encuentres esta te mataria de alguna manera y el ataud que encontraste seria el tuyo. La manera de evadir esto es tomando el ataud por un costado y arrastrarlo por el cendero hasta que no te estorbe y puedas continuar tu camino, esto simbolizaria que no le temes al dibalo y asi este ser pierde interes en ti.

 

Rito 10.- Los Mudos: Una leyenda dice que las personas mudas pueden ver cosas que las demas no pueden ver, esta leyenda crecio con un relato que se dice que es tan real como el dia y la noche. Hace unos años un hombre encontro un pequeño jaso de arcilla que sobresalia de su jardin, al escabar encontrolo que parecia ser restos de una pequeña estatua de un angel, al que se le habia apodado "El Niño Dios" rapidamente pego las piezas y le hizo un altar en su propia casa muchos fieles iban a su casa a pedirle favores a la estatua, los diarios llenaron paginas enteras sobre esta estatua y el hombre se hizo famoso por a ver encontrado una reliquia santa. Sin embargo un dia fue un mudo a la casa de la dichosa estatua, se encontro con una multitud de gente que oraba en frente de esta reliquia divina, lo que el mudo vio en ese momento hizo que se le congelara todo el cuerpo en el altar vio como de la cabeza de la estatua salian 2 cuernos y en su espalda 2 alas demoniacas, al ver la cara de la estatua veia como se reia de todas las personas que le rezaban, el hombre quedo petrificado, trataba de hacer señas con las manos para comunicarles lo que veia, todos lo miraban con una exprecion de rareza, el hobre no aguanto mas y salio huyendo. Es por eso que se dice que en la noche de San Juan se dice que la gente muda puede ver cosas que los demas no pueden.

 

 

Cigarrillos

P A R A G U A Y

Ve hacia algún baño de alto tráfico. Debe ser un baño donde haya estado mucha gente, o no habrá la suficiente energía latente residual para poder hacer esto. El baño de un hotel es perfecto. Asegúrate que es después de las 00:00, y asegúrate de que lleves dos cigarrillos. Entre más fuertes sean los cigarros, más probabilidades de éxito tendrás. Siéntate a obscuras y fúmate uno de los cigarrillos; asegúrate de que haya un espejo y que puedas ver tu reflejo siempre. La cereza del cigarrillo encendido te debe dar la luz suficiente para esto. Cuando te hayas fumado más o menos tres cuartos del cigarrillo, el cuarto deberá estar lleno de humo. Tus ojos probablemente se pondrán llorosos, pero no parpadees. No quites la vista de tu reflejo en el espejo por nada del mundo. Si parpadeas, todo lo que hayas hecho hasta ahora será en vano.

 

 Te darás cuenta de que tu reflejo se desvanecerá en la obscuridad. Sin embargo, la cereza del cigarro se separara en dos ojos rojos. El humo del cuarto se empezara a condensar y antes de que te des cuenta de lo que ha pasado, una figura estará sentada a tu lado. Te pedirá un cigarrillo, dáselo y se encenderá por si sólo en cuanto lo lleve a donde su boca debiera estar. En este momento puedes preguntarle lo que tú quieras, y siempre te dirá la verdad. Puedes preguntarle sobre quién mató a JFK o quién era Jack el destripador. Cualquier cosa que se te ocurra. Asegúrate de estar pendiente de cuánto ha fumado del cigarrillo; cuando esté a punto de acabársele, el humo de tu cigarro empezará a definir más de sus facciones, haciéndolo mas material que etéreo.

 

 En este momento, párate y arráncale sus ojos de un movimiento. La figura deberá ser en su mayoría humos, así que tus manos atravesarán su cabeza. Si dejas que termine su cigarro, él te atacará, seguramente tomando tu vida. La figura te gritará e insultará, y la mano con la que arrebataste sus ojos te arderá intensamente. ¡No abras tu mano! Aunque los ojos se hayan casi desvanecido, pueden aún ver; corre hacia el interruptor de luz y préndelo. Esto desvanecerá a la forma física de la figura y lo regresará a su forma etérea. Abandona el cuarto, y espera hasta después de las 3:00 AM para abrir tu mano. Probablemente el ardor sea insoportable, pero si abres la mano, todas las luces de donde estés se apagarán, permitiéndole a la sombra regresar y tomar venganza. Quizás tengas marcas en la palma de tu mano cuando la abras, aunque ya cauterizadas.

 

 A partir de ahora, no podrás nunca estar en un cuarto a obscuras con un espejo, porque la figura podrá seguirte gracias a las marcas en tu mano. Después de esto, quizás sientas más frío de lo normal, sin importar lo cálido del lugar donde estés. A partir de ahora, tendrás muchas pesadillas, pero en ellas, tendrás la habilidad de una especie de sexto sentido. Podrás ver eventos futuros cercanos, quizás cosas horribles. Cosas que solo tú sabrás y nunca podrás detener.

 

 Supongo que es un pequeño precio a pagar por el conocimiento absoluto…

 

 

Kuchisake-Onna (La Mujer de la Boca Cortada)

J A P Ó N

Según se cuenta hace algunos años hubo una mujer con la cual su belleza era comparable solo con su vanidad, así mismo no tenia miedo de compartirla con otros hombres sabiendo lo celoso que era su amante en ese entonces. Cierto día el samurai se entero de la traición de su mujer, con una furia ciega no dudo en cortarle la boca de oreja a oreja, mientras ella gritaba el decía:

 

-¿Quién pensará que eres bella ahora?

 

Desde ese macabro insidente el espiritu de la dama vaga en las noches nublosas, con una de esos cubre-bocas, cuando un niño o estudiante tiene la desgracia de encontrarse con ella la mujer le pregunta: -¿Soy bella?

 

Si la persona le dice que "Si" se quita el cubre-bocas y muestra su rostro deformado y vuelve a preguntar: -¿Soy bella?

 

Si la persona vuelve a contestar "Si" la mujer le cortara el rostro, pero si responde que "No" es posible que se enfade y lo maté.

 

Durante los años 70 y coincidiendo con una serie de secuestros de niños en Japón se produjeron numerosos avistamientos de la mujer con la boca cortada, se debe saber que en estos días la leyenda no ha desaparecido, aunque no se ha vuelto a ver a la dama aun los asiáticos temen de su regreso, es por eso que en las noches con niebla se abstienen de salir de sus casa por temor de encontrarse con la horrenda mujer .

© 2014 by JIMENA MIGUEL. PROUDLY MEXICAN.

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