MUERTE FÍSICA
ACCIÓN POÉTICA
"La poesía no se propone consolar al hombre de la muerte, sino hacerle entrever que vida y muerte son inseparables: son la totalidad".
- Octavio Paz

Romance del Enamorado y la Muerte
ANÓNIMO
No soy el amor, amante; la Muerte
que Dios te envía. -¡Ay, Muerte tan
rigurosa, déjame vivir un día!
-No soy el amor, amante; la Muerte que Dios te envía. -¡Ay, Muerte tan rigurosa, déjame vivir un día!
Poema 20
PABLO NERUDA
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
Sólo La Muerte
PABLO NERUDA
A lo sonoro llega la muertecomo un zapato sin pie, como un traje sin hombre,llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.Sin embargo sus pasos suenan y su vestido suena, callado como un árbol.
Fue Sueño Ayer, Mañana Será Tierra...
FRANCISCO DE QUEVEDA
Fue sueño ayer, mañana será tierra.
¡Poco antes nada, y poco después humo!
¡Y destino ambiciones, y presumo
apenas punto al cerco que me cierra!
Breve combate de importuna guerra,
en mi defensa, soy peligro sumo, y
mientras con mis armas me consumo,
menos me hospeda el cuerpo que me
entierra.Ya no es ayer, mañana no ha
llegado;hoy pasa y es y fue, con movimiento
que a la muerte me lleva despeñado.
Azadas son la hora y el momento que a
jornal de mi pena y mi cuidado cavan en
mi vivir mi monumento.
Prólogo a la Muerte
CLÍDER GUTIÉRREZ APARICIO
Soy un muerto que arrastra
su cadáver.
La muerte sabeque desearás levantarte
y no podrás.
En el fondo del abismo
hay un temor…
Hay una vida eterna de tristeza
y dolor…Desde los latidos de la tumba
me has llamado.Y aquí está mi cuerpo
liberado de escombros.
La muerte
se ha apoderado de mí
para siempre.
La Lluvia
JORGE LUIS BORGES
Bruscamente la tarde se ha aclarado
Porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
Que sin duda sucede en el pasado.
Quien la oye caer ha recobrado
El tiempo en que la suerte venturosa
Le reveló una flor llamada rosa
Y el curioso color del colorado.
Esta lluvia que ciega los cristales
Alegrará en perdidos arrabales
Las negras uvas de una parra en cierto
Patio que ya no existe. La mojada
Tarde me trae la voz, la voz deseada,
De mi padre que vuelve y que no ha muerto.
Sigue La Muerte
JAIME SABINES
No digamos la palabra del canto,
Cantemos. Alrededor de los huesos,
En los panteones, cantemos.
Al lado de los agonizantes,
De las parturientas, de los quebrados,
De los trabajadores, cantemos.
Bailemos, bebamos, violemos.
Ronda del fuego, círculo de sombras,
Con los brazos en alto, que la muerte llega.
Encerrados ahora en el ataúd del aire,
Hijos de la locura, caminemos
En torno de los esqueletos.
Es blanda y dulce como una cama con mujer
Lloremos.
Cantemos: la muerte, la muerte, la muerte,
Hija de puta, viene.
La tengo aquí, me sube, me agarra
Por dentro.
Como un esperma contenido,
Como un vino enfermo.
Por los ahorcados lloremos,
Por los curas, por los limpiabotas,
Por las ceras de los hospitales,
Por los sin oficio y los cantantes.
Lloremos por mí,
El más feliz, ay, lloremos.
Lloremos un barril de lágrimas.
Con un montón de ojos lloremos.
La Primera Lluvia del Año
JAIME SABINES
La primera lluvia del año moja las calles,
Abre el aire,
Humedece mi sangre.
¡Me siento tan agusto y tan triste, Tarumba,
Viendo caer el agua desde quién sabe,
Sobre tantos y tanto!
Ayúdame a mirar sin llorar,
Ayúdame a llover yo mismo sobre mi corazón
Para que crezca como la planta del chayote
Como la yerbabuena.
¡Amo tanto la luz adolescente
De esta mañana
Y su tierna humedad
¡Ayúdame, Tarumba, a no morirme,
A que el viento no desate mis hojas
Ni me arranque de esta tierra alegre.
He Aquí Que Estás Sola y Que Estoy Solo
JAIME SABINES
He aquí que tú estás sola y que estoy solo.
Haces tus cosas diariamente y piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy solo.
A la misma hora nos recordamos algo
y nos sufrimos. Como una droga mía y tuya
somos, y una locura celular nos recorre
y una sangre rebelde y sin cansancio.
Se me va a hacer llagas este cuerpo solo,
se me caerá la carne trozo a trozo.
Esto es lejía y muerte.
El corrosivo estar, el malestar
muriendo es nuestra muerte.
M U E R T E S O C I A L
Para Entonces
MANUEL GUTIÉRREZ NAJERA
Quiero morir cuando decline el día,
en alta mar y con la cara al cielo,
donde parezca sueño la agonía, y el
alma, un ave que remonta el vuelo.
No escuchar los últimos instantes,
ya con el cielo y con el mar a solas,
más voces ni plegarias sollozantes
que el majestuoso tumbo de las olas.
Morir cuando la luz, triste, retira sus
áureas redes de la onda verde, y ser
como ese sol que lento expira: algo
muy luminoso que se pierde.
Morir, y joven: antes que destruya el
tiempo aleve la gentil corona; cuando la
vida dice aún: soy tuya, aunque sepamos
bien que nos traiciona.
El Miedo
PABLO NERUDA
Tengo miedo de todo el mundo,
del agua fría, de la muerte.
Soy como todos los mortales,
inaplazable.
Por eso en estos cortos días
no voy a tomarlos en cuenta,
voy a abrirme y voy a encerrarme
con mi más pérfido enemigo,
Pablo Neruda.
El Pájaro Yo
PABLO NERUDA
Quiénes me van a esperar,
quiénes no quieren mi canto,
quiénes me quieren morir,
quiénes no saben que llego
y no vendran a vencerme,
a sangrarme, a retorcerme
o a besar mi traje roto
por el silbido del viento.
Por eso vuelvo y me voy,
vuelo y no vuelo pero canto:
soy el pájaro furioso
de la tempestad tranquila.
Miedo de Tu Amor
Tengo miedo de quererte,
porque después de probarte,
vivir sin poder tenerte
no es vida, es mil veces muerte.
Miedo de Perderte
Tengo miedo de perderte,
miedo de desaparecer de tus recuerdos,
miedo a que no me pienses,
miedio de que tu piel no quiera sentirme.
Tengo miedo de que no llegue más un encuentro,
miedo de morir por tus ausencias,
miedo de dejar de existir en tu alma,
miedo a que nunca mas tu mirada sienta.
Arte Poética
JORGE LUIS BORGES
Mirar el río hecho de tiempo y agua
Y recordar que el tiempo es otro río,
Saber que nos perdemos como el río
Y que los rostros pasan como el agua.
Sentir que la vigilia es otro sueño
Que sueña no soñar y que la muerte
Que teme nuestra carne es esa muerte
De cada noche, que se llama sueño.
Ver en el día o en el año un símbolo
De los días del hombre y de sus años,
Convertir el ultraje de los años
En una música, un rumor y un símbolo,
Ver en la muerte el sueño, en el ocaso
Un triste oro, tal es la poesía
Que es inmortal y pobre. La poesía
Vuelve como la aurora y el ocaso.
A veces en las tardes una cara
Nos mira desde el fondo de un espejo;
El arte debe ser como ese espejo
Que nos revela nuestra propia cara.
Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
Lloró de amor al divisar su Itaca
Verde y humilde. El arte es esa Itaca
De verde eternidad, no de prodigios.
También es como el río interminable
Que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
Y es otro, como el río interminable.
Mi Corazón Emprende
JAIME SABINES
Aún podemos morirnos uno en otro:
Es tuyo y mío ese lugar de nadie.
Mujer, ternura de odio, antigua madre,
Quiero entrar, penetrarte,
Veneno, llama, ausencia,
mar amargo y amargo, atravesarte.
Cada célula es hembra, tierra abierta,
Agua abierta, cosa que se abre.
Yo nací para entrarte.
Soy la flecha en el lomo de la gacela agonizante.
Por conocerte estoy,
Grano de angustia en corazón de ave.
Yo estaré sobre ti, y todas las mujeres
Tendrán un hombre encima en todas partes.
MUERTE
ESPIRITUAL

M U E R T E
P S I C O L Ó G I C A
Cuando Haya Muerto, Llórame Tan Sólo...
WILLIAM SHAKESPEARE
Cuando haya muerto, llórame tan sólo mientras escuches la campana triste,anunciadora al mundo de mi fuga del mundo vil hacia el gusano infame.
Y no evoques, si lees esta rima, la mano que la escribe, pues te quierotanto que hasta tu olvido prefiriera a saber que te amarga mi memoria.
Pero si acaso miras estos versos cuando del barro nada me separe, ni siquiera mi pobre nombre digas y que tu amor conmigo se marchite, para que el sabio en tu llorar no indague y se burle de ti por el ausente.
La Muerta
PABLO NERUDA
Si de pronto no existes,
si de pronto no vives,
yo seguiré viviendo.
No me atrevo,
no me atrevo a escribirlo,
si te mueres.
Yo seguiré viviendo.
Porque donde no tiene voz un hombre
allí, mi voz.
Donde los negros sean apaleados
yo no puedo estar muerto.
Cuando entren en la cárcel mis hermanos
entraré yo con ellos.
La Luna
JAIME SABINES
Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados. Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.
El Reloj de Arena
JORGE LUIS BORGES
Está bien que se mida con la dura
Sombra que una columna en el estío
Arroja o con el agua de aquel río
En que Heráclito vio nuestra locura
El tiempo, ya que al tiempo y al destino
Se parecen los dos: la imponderable
Sombra diurna y el curso irrevocable
Del agua que prosigue su camino.
Está bien, pero el tiempo en los desiertos
Otra substancia halló, suave y pesada,
Que parece haber sido imaginada
Para medir el tiempo de los muertos.
Surge así el alegórico instrumento
De los grabados de los diccionarios,
La pieza que los grises anticuarios
Relegarán al mundo ceniciento
Del alfil desparejo, de la espada
Inerme, del borroso telescopio,
Del sándalo mordido por el opio
Del polvo, del azar y de la nada.
La Luna
JORGE LUIS BORGES
Pitágoras con sangre (narra unaTradición) escribía en un espejoY los hombres leían el reflejoEn aquel otro espejo que es la luna.
De hierro hay una selva donde moraEl alto lobo cuya extraña suerteEs derribar la luna y darle muerteCuando enrojezca el mar la última aurora.
(Esto el Norte profético lo sabeY tan bien que ese día los abiertosMares del mundo infestará la naveQue se hace con las uñas de los muertos.)
La Tarde Cae Sobre Los Tejados
PABLO NERUDA
La tarde sobre los tejados
cae
y cae...
Quién le dio para que vinieraalas de ave?
Y este silencio que lo llena todo,
desde qué país de astros se vino solo?
Y por qué esta brurna-plúmula trémula-
beso de lluvia-sensitiva-cayó en silencio -
y para siempre-sobre mi vida?
Coplas de la Muerte de su Padre
JORGE MANRIQUE
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte contemplando
cómo se pasa la vida, cómo se viene
la muerte tan callando, cuán presto se va
el placer, cómo, después de acordado, da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado fue mejor.
El Fatal
RUBEN DARÍO
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos...!
A Una Calavera
LOPE DE VEGA
Esta cabeza, cuando viva, tuvo
sobre la arquitectura destos huesos
carne y cabellos, por quien fueron presos
los ojos que, mirándola, detuvo.
Aquí la rosa de la boca estuvo,
marchita ya con tan helados besos;
aquí los ojos de esmeralda impresos,
color que tantas almas entretuvo.
Aquí la estimativa que tenía
el principio de todo movimiento,
aquí de las potencias la armonía.
¡Oh hermosura mortal, cometa al viento!
Donde tan alta presunción vivía,
desprecian los gusanos aposento.
Antes Que Tú Me Moriré...
GUSTAVO ADOLFO BECQUÉR
Antes que tú me moriré: escondido
en las entrañas ya
el hierro llevo con que abrió tu mano
la ancha herida mortal.
Antes que tú me moriré: y mi espíritu,
en su empeño tenaz
se sentará a las puertas de la Muerte,
que llames a esperar.
Algo Sobre La Muerte del Mayor Sabines
JAIME SABINES
Tú eres el tronco invulnerable y nosotros las ramas,
por eso es que este hachazo nos sacude.
Nunca frente a tu muerte nos paramos
a pensar en la muerte,
ni te hemos visto nunca sino como la fuerza y la
alegría.
No lo sabemos bien, pero de pronto llega
un incesante aviso,
una escapada espada de la boca de Dios
que cae y cae y cae lentamente.
Y he aquí que temblamos de miedo,
que nos ahoga el llanto contenido,
que nos aprieta la garganta el miedo.
Nos echamos a andar y no paramosde andar jamás, después de medianoche,
en ese pasillo del sanatorio silencioso
donde hay una enfermera despierta de ángel.
Esperar que murieras era morir despacio,
estar goteando del tubo de la muerte,
morir poco, a pedazos.
Me Encanta Dios
JAIME SABINES
Me encanta Dios.
Es un viejo magnífico que no se toma en serio.
A él le gusta jugar y juega,
y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente.
Pero esto sucede porque es un poco cegatón
y bastante torpe con las manos.
Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales
como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi,
para que nos digan que nos portemos bien.
Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce.
Sabe que el pez grande se traga al chico,
que la lagartija grande se traga a la pequeña,
que el hombre se traga al hombre.
Y por eso inventó la muerte:
para que la vida
-no tú ni yo- la vida, sea para siempre.
Ahora los científicos salen con su teoría
del Big Bang...
Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae?
Esto es asunto sólo para agencias de viajes.
A mí me encanta Dios.
Ha puesto orden en las galaxias
y distribuye bien el tránsito en el camino
de las hormigas.
Y es tan juguetón y travieso
que el otro día descubrí que ha hecho
-frente al ataque de los antibióticos-
¡bacterias mutantes!
Alguien
JORGE LUIS BORGES
Un hombre trabajado por el tiempo,
un hombre que ni siquiera espera la muerte
(las pruebas de la muerte son estadísticas
y nadie hay que no corra el albur
de ser el primer inmortal),
un hombre que ha aprendido a agradecer
las modestas limosnas de los días:
el sueño, la rutina, el sabor del agua,
una no sospechada etimología,
un verso latino o sajón,
la memoria de una mujer que lo ha abandonado
hace ya tantos años
que hoy puede recordarla sin a,argura,
un hombre que no ignora que el presente
ya es el porvenir y el olvido,
un hombre que ha sido desleal
y con el que fueron desleales,
puede sentir de pronto, al cruzar la calle,
una misteriosa felicidad
que no viene del lado de la esperanza
sino de una antigua inocencia,
de su propia raíz o de un dios disperso.
Sabe que no debe mirarla de cerca,
porque hay razones más terribles que tigres
que le demostrarán su obligación
de ser un desdichado,
pero humildemente recibe
esa felicidad, esa ráfaga.
Quizá en la muerte para siempre seremos,
cuando el polvo sea polvo,
esa indescifrable raíz,
de la cual para siempre crecerá,
ecuánime o atroz,
nuestro solitario cielo o infierno.
Los Espejos
JORGE LUIS BORGES
Infinitos los veo, elementales
Ejecutores de un antiguo pacto,
Multiplicar el mundo como el acto
Generativo, insomnes y fatales.
Prolongan este vano mundo incierto
En su vertiginosa telaraña;
A veces en la tarde los empaña
El hálito de un hombre que no ha muerto.
Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro
Paredes de la alcoba hay un espejo,
Ya no estoy solo. Hay otro.
Hay el reflejo
Que arma en el alba un sigiloso teatro.

